dilluns, 25 de gener del 2016

El PSUC viu ante el acuerdo de investidura de JPS y la CUP

El pasado 9 de enero, después de cuatro meses de presiones, asambleas, votaciones, y negociaciones maratonianas, finalmente Junts Pel Sí (JPS) y la CUP llegaron a un acuerdo in extremis para investir como President de la Generalitat de Catalunya al convergente Carles Puigdemont.
Los términos del acuerdo de JPS y la CUP, y por el que el neoliberal Artur Mas ha dado un paso a un lado para permitir la investidura de Puigdemont, son muy duros para la formación de la izquierda independentista. Las condiciones draconianas del acuerdo tratan de amordazar a la CUP para que no cuestione la política dictada por JPS al exigir “no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso”, garantizando que “dos diputados de la CUP se incorporarán a la dinámica del grupo parlamentario de Junts pel Sí, de manera estable”. JPS obliga a la CUP a asumir “la parte de autocrítica que le corresponde en la gestión del proceso negociador” y a implementar “relevos en el grupo parlamentario” inmediatamente después del pleno de investidura.
Desde el PSUC viu entendemos que la retirada de Mas y el acuerdo de investidura responden a la preocupación ante unas posibles elecciones anticipadas hubieran debilitado y fragmentado al bloque defensor del “procés” (CDC, ERC y CUP). En este proceso electoral no se habría repetido la candidatura de JPS, presentándose por separado CDC y ERC, lo que hubiera beneficiado a los republicanos a costa de los convergentes. Tampoco se pronosticaban buenos resultados electorales de una CUP dividida entre los sectores más independentistas y los más izquierdistas.
La posibilidad de una candidatura unitaria de izquierdas en las autonómicas, tras el impulso de los importantes resultados de En Comú Podem el 20D, podría haber significado un gran resultado y un cambio de correlación de fuerzas en favor de un soberanismo de izquierdas más escorado a concepciones de clase, solidarias e internacionalistas.
Con el acuerdo CUP-JPS, CDC consigue un “balón de oxígeno” para refundar la derecha catalana. Convergencia cambia a Mas por Puigdemont, sortea la posibilidad de un más que posible desmoronamiento electoral, manteniendo la presidencia e importantes parcelas de poder institucional y ganando tiempo para reorganizarse a la espera de la composición del parlamento y del Gobierno en Madrid.
La investidura de Puigdemont supone la continuación de las políticas de austeridad, represión y obediencia a la troika, la ocultación de los casos de corrupción y de enfrentamiento identitario. Carles Puigdemont representa el mismo proyecto político de la derecha catalana de Mas y Pujol, fervientemente anticomunista, imperialista, reaccionario, neoliberal y sionista.
El pacto JPS y CUP dará continuidad y pretextos a los sectores reaccionarios y más antidemocráticos de la oligarquía española, con PP y C’s a la cabeza, para continuar la confrontación política identitaria sobre la de clase en España, y de esa manera, desviar la atención, dividir étnicamente a las clases populares y separarlas de la lucha por el socialismo para ponerlos detrás de sus burguesías (española y catalana).
Para el PSUC viu, en este momento de prevalencia de las dinámicas chovinistas burguesas, las concepciones ideológicas independentistas anteponen las alianzas “nacionales” sobre las de clase. Como se ha mostrado en este proceso, el independentismo, con sus diferentes matices, no subordinará el proceso hacia una “república catalana” a fuerzas que contemple como “externas” o “españolas”. La mayor parte del independentismo no se supeditará a fuerzas políticas que entiende como "ajenas", ni renunciará a condicionar el proceso desde Catalunya, donde tiene la fuerza, es un actor central, no secundario ni dependiente.
Las fuerzas burguesas hegemónicas en el proceso catalán (CDC y en otra medida ERC) no son fuerzas que se cuestionen la austeridad y la deuda, ni están interesadas en enfrentarse la dominación de la troika, el euro, la UE y la OTAN. Incluso no han titubeado en presionar a la CUP para doblegarla azuzando sus contradicciones, cuando era la fuerza que estaba intentando condicionar el proceso en un sentido más popular.
La oligarquía catalana no juega un papel rupturista ni democrático porque está unida en intereses al régimen y al capitalismo occidental. Hoy se presenta como independentista para tapar sus corrupciones y brutales recortes antisociales, adoctrinar y controlar el movimiento soberanista imponiendo su visión reaccionaria, estimulando los sentimientos identitarios y chovinistas, con el objetivo de utilizarlo para sacar contrapartidas, alimentar sus privilegios y mejorar su posición respecto a la oligarquía española.
Este momento de crisis exacerba las pugnas por un nuevo reparto del poder, debido al mayor peso internacional de la oligarquía catalana y el papel que aspira a jugar en España y en la UE, pero siempre, en el marco de subordinación total a la Troika (FMI, CE y BCE), a la OTAN y EEUU. La UE no va a avalar una aventura soberanista si no es bajo la legalidad española. No puede permitirse un conflicto entre Estados que pudiera resquebrajar toda la unión.
Para el PSUC viu los verdaderos aliados en la lucha por las libertades nacionales y sociales en Catalunya son las clases trabajadoras y la izquierda española. Hay que movilizar la solidaridad popular e internacionalista para defender las conquistas sociales y laborales de los trabajadores frente a nuestros verdaderos enemigos, la dictadura de las grandes empresas y su régimen político heredero del franquismo, y al mismo tiempo, que el pueblo catalán pueda ejercer su derecho democrático a la autodeterminación.
Desde un primer momento, tanto CSQEP como la izquierda española, tendió la mano a la CUP y a ERC para establecer una alianza soberanista de carácter popular y de izquierdas, desvinculándose del bloque hegemonizado por la oligarquía catalana y representado por el convergente Artur Mas. El acuerdo con JPS cambia a los protagonistas pero mantiene el proyecto austericida y neoliberal, opuesto a la soberanía popular.
Hacemos un llamamiento al independentismo de izquierdas y popular, desde las CUP a muchos sectores de ERC, a superar las falsas ilusiones sobre el supuesto carácter democrático de la oligarquía catalana o la Unión Europea. Es necesario que la CUP y otros sectores republicanos se cuestionen sus actuales alianzas con la derecha catalana. Los soberanistas sinceros (sean independentistas o no), deben entender que solo luchando en la acumulación de fuerzas por la ruptura democrática con el régimen del 78 y la apertura de un proceso constituyente hacia la III República se encontrará una solución a las legítimas reivindicaciones sociales, democráticas y nacionales. Es momento de tejer por abajo la Unidad Popular con toda la militancia social y política de la izquierda catalana en defensa del derecho del pueblo a decidir, del federalismo y la república.
Comitè Central PSUCviu
16 de Gener de 2016