dilluns, 8 de novembre del 2010

Si uno cae, se vuelve a levantar y sigue adelante



El pasado viernes 29 de octubre algunos currantes empezamos el día escuchando por la radio del coche, en el trayecto de camino para la jornada laboral, el triste fallecimiento de una de las personas que más se han sacrificado por defender nuestros derechos, por defender mejores condiciones de vida para la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas de nuestro país. “Marcelino Camacho, fundador de Comisiones Obreras, ha fallecido a los 92 años”.

El día se vuelve un poco más feo y triste, la radio cada media hora da la misma noticia y a uno le pasan por la cabeza mil ideas. Me viene a la memoria no sé porque un vídeo que hay colgado en Youtube de una entrevista del programa infantil “La Bola de Cristal” a Marcelino. La presentadora lo define en el vídeo diciendo que “no es un triunfador, pero es un luchador” y le preguntaba al líder de CCOO en aquellos momentos que aconsejara al patito que debía hacer para no quedarse en paro. Y él aconsejaba con mucha ternura al patito a que se organizara con otros patitos para defender sus derechos. También me viene a la memoria el acto de homenaje que se le hizo a él y a su compañera Josefina en el marco de La Fiesta del PCE hace algunos años. Me sorprendió mucho en aquel emotivo acto la sencillez y dulzura de ambos. Pienso que está siendo un año muy duro, y que nos han abandonado grandes personas y referentes morales de la izquierda como Antoni Farrés, Mario Benedetti, José Saramago o J.A. Labordeta.

Al llegar a casa vi por televisión lo que siempre ocurre cuando muere alguien famoso. Todos vimos el desfile de políticos y gente ilustre que iban a asegurarse que Marcelino estaba muerto y aprovechaban para salir en los medios alabando al difunto. A pesar de ser sus enemigos de clase, el príncipe Felipe, la Cospedal, Bono (no el cantante), Antonio Gutiérrez (el que apuñaló a Marcelino), el nuevo ministro de Trabajo y el presidente Zapatero hablaban de lo bueno que era Marcelino, de su importancia en la lucha por los derechos sociales y las libertades democráticas, en su defensa de los trabajadores, etc... Seguramente si Belén Esteban conociese quién era Marcelino también hubiera ido. Nunca antes había visto tal espectáculo de cinismo: estaban alabando la conquista de derechos sociales los mismos que nos los quieren arrebatar de nuevo ahora!

Si algo me ha enseñado el Partido y los compañeros y compañeras de mi agrupación es la camaradería, no como algo formal que escribes en los documentos, sino como algo real, tangible, los lazos que nos unen a las personas con una misma ilusión de transformar la sociedad. Por eso mismo vimos claro que a pesar de contar con poco tiempo teníamos que ir a Madrid a despedir a un buen hombre y un gran camarada. Así, los camaradas de Terrassa que teníamos disponibilidad ese fin de semana cogimos un coche el mismo viernes por la noche rumbo a Madrid. Era una lástima que no se organizaran autocares desde Barcelona para ir, hubiera podido venir más gente. No era la primera vez que viajábamos a Madrid en coche, bien conocida es ya por nosotros la estación de servicio de Alfajarín.

Llegamos a Madrid el sábado por la mañana bien temprano. Fuimos directamente a la sede de CCOO de Madrid, en la calle Lope de Vega. Allí se encontraba la capilla ardiente en el Auditorio que lleva su nombre. La misma calle de la sede estaba cortada al tráfico por la policía. Ya de buena mañana hay mucho movimiento en la entrada de la sede, gente entrando y saliendo constantemente, muchos compañeros fuera en la calle o en las cafeterías de alrededor. En el escenario del auditorio se encuentra en el centro Marcelino, a su lado, como siempre estuvo, su compañera Josefina, y los secretarios generales del PCE (José Luis Centella) y de CCOO (Fernández Toxo); y algunos otros familiares. Pese al movimiento de personas todo el día ninguno de ellos se separa, permanecen allí juntos toda la mañana. Detrás de ellos multitud de coronas, y enfrente, todo un lateral del auditorio repleto de coronas. La gente va pasando, a saludar, a dar el pésame, o simplemente se sientan respetuosamente en alguna butaca del auditorio. Hay muchos carteles con el rostro de Marcelino y su frase póstuma “Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar”.

A las 12:30h el auditorio está a reventar, muchos nos tenemos que quedar de pie. Hay un breve y emotivo acto donde una pequeña orquesta toca el canon de Pachelbel, alguna otra sintonía y finalmente todos cantamos La Internacional, mientras los operarios se llevan las coronas, el féretro y los familiares tras él encabezan una marcha. La gente que está fuera aplaude y grita ánimos a Josefina, se improvisan lemas como “Marcelino vive, la luche sigue”, se entona el “CCOO sindicato trabajador”, “Aquí se ve, la fuerza del PCE”, “Que viva la lucha de la clase obrera”. Aparecen banderas republicanas, de CCOO y del PCE en una manifestación que nos lleva hasta la Puerta de Alcalá, como las del Primero de Mayo que encabezaba Marcelino.

Allí se ha montado un escenario con una gran pancarta detrás con Marcelino. Presenta el acto la escritora Almudena Grandes. Le sigue Marcel Camacho, el hijo del homenajeado, que nos habla de su padre, de lo que ocurría en casa cuando él estaba en la cárcel, de lo que significó la lucha, etc... Da paso a José Luis Centella, secretario general del Partido Comunista de España, que muy emocionado da una gran lección de las ideas, la honestidad y la coherencia con la que Marcelino Camacho ha defendido a los trabajadores toda su vida desde sus CCOO y desde su Partido, que es el nuestro. El actual líder de CCOO, Fernández Toxo interviene y da mucho sentido al sindicalismo de Marcelino, a su visión de la lucha de clases y a su concepción de sindicato. La gente emocionada vuelve a cantar La Internacional y a enarbolar las banderas rojas finalizando teóricamente el acto. Digo teóricamente porque no es así, ya que Josefina se acerca al micrófono da las gracias emocionada a todos los asistentes, nos lanza un gran y sincero abrazo a todos y nos explica la anécdota de las últimas palabras que dijo Marcelino poco antes de fallecer: “Si uno se cae, se levanta inmediatamente y sigue adelante”. Nunca antes había estado en un acto tan digno como éste. Posteriormente la comitiva marcha hacia el Cementerio Civil dónde finaliza el entierro.

Marcelino Camacho ha muerto, aunque algunos lo daban por muerto tres días antes. Ha sido enterrado en el Centenario de Miguel Hernández. Muchos también nos acordamos de él este día y de la otra Josefina, Josefina Manresa. Algunos medios de comunicación destacan sobretodo que no había robado y que vivía humildemente en un piso pequeño sin ascensor en un barrio periférico madrileño. Tristes tiempos en los que la noticia es que un líder político no es ladrón ni corrupto, sino honrado y coherente con sus ideas.

Algunos quisieron apartarlo de la vida pública precisamente porque no les interesaba esa coherencia y austeridad. Quisieron tratar sus ideas de anticuadas, pues lo moderno parece ser era otra cosa. Hoy las ideas y el ejemplo de Marcelino siguen plenamente vivos. Hoy tanto la izquierda como el movimiento obrero necesitamos rescatar ese ejemplo de dignidad, solidaridad y bondad que tan difícil es encontrar hoy, en una sociedad tan marcada por lo estético, lo superficial y el individualismo. La lucha de clases continúa y las ideas de emancipación e igualdad vuelven a cobrar fuerza. Tendremos nuevos Marcelinos, nuevas Josefinas, nuevos Migueles Hernández.

Viva siempre Marcelino Camacho! Viva Josefina Samper! Vivan las Comisiones Obreras y viva el Partido Comunista!

Ivan Martos (secretario político local del PSUC-viu de Terrassa)