dissabte, 10 d’octubre del 2009

Els efectes de la crisi a la nostra comarca

Nos quieren hacer creer que esto se acaba, que lo peor de la crisis económica ya ha pasado, pero las cifras que nos dan mes a mes desde que se inició esta sangría dicen lo contrario.

En nuestra comarca, el Vallés Occidental, los últimos datos que se han facilitado son estremecedores. El total de trabajador@s inscritos (agosto 2009) en la cola del paro (la OTG, Oficina de Treball de la Generalitat) en los municipios que componen esta comarca es de 71.263, o lo que es lo mismo el 17,29% de la población activa. Si tenemos en cuenta que no están contabilizadas las personas que han dejado de cobrar el subsidio de desempleo pero que siguen sin trabajo, ni tampoco los trabajadores de otros países que no están regularizados, el porcentaje es probable que ronde o incluso supere el 20%.

La caracterización de la economía española, basada en el tocho y en los servicios, con un papel casi mínimo para la industria, hace que los efectos de la crisis en el Estado sean mucho más graves que en el resto de Europa. El estallido de la burbuja inmobiliaria, ya previsible, unido a la crisis internacional (de sobreproducción y financiera) ha provocado una debacle con pocos precedentes.

El Vallés precisamene ha sido uno de los centros de desarrollo de esta fuente de ingresos especulativos en Cataluña. Una fuente de riqueza que como estamos viendo no crea expectativas de trabajo para el futuro sinó que ha generado unas deudas impagables para la mayoría de trabajadores que querían una vivienda, y el enriquecimiento inmoral de una burguesía y un sector bancario nada ético y macabro.

Desde enero del 2008 hasta estos meses finales del 2009 se ha producido un aumento exponencial del paro en el Vallés Occidental, pasando de una tasa media comarcal del 8,5% al 17,3%.

Pero estos datos no son simples números. Son personas, son trabajadores, son familias que debido a la pérdida de su puesto de trabajo están sufriendo el jaque de este modelo social atroz que no mira por lo humano sinó por el interés económico. Los deshaucios están a la orden del día, y la asistencia a los comedores sociales se ha incrementado sustancialmente, ya que en muchos casos los sectores más vulnerables de la sociedad no tienen ni para cubrir sus necesidades básicas.

El gobierno en lugar de ayudar a estas familias que no pueden afrontar los créditos, ayuda a los bancos dándoles dinero público que vuelven a prestar a los trabajadores con intereses excesivos. A las sucesivas bajadas del Euribor (dictadas por el BCE), supuestamente para reactivar el consumo, la banca hace oidos sordos en muchos casos y mantienen las cuotas hipotecarias casi inamovibles.

Ni la ayuda de 420€ a los parados que han agotado la prestación de desempleo, ni la deducción de 400€ del IRPF (eliminada recientemente en un consejo de ministros), ni la ayuda para la compra de automóviles están teniendo los efectos esperados por el gobierno.

Y a pesar de que esas medidas están demostrándose ineficientes para afrontar e intentar contener el descontento social, a la propia Unión Europea le parecen excesivas ya que el Estado Español acumula un déficit del PIB superior al 5%, cuando el máximo permitido por Europa es del 3%, y cuando la previsión incluso es que para el año 2010 pueda superar en España el 8,5% (según la propia Comisión Europea).

La gran burguesía española y catalana, representada por la CEOE y por el Círculo de Empresarios, o la CECOT a nivel local, además de no asumir su responsabilidad por la situación en que se encuentra ahora nuestra economía, quiere hacernos creer que los responsables de la crisis somos los trabajadores. Utilizan el discurso de que si el mercado laboral no estuviera tan regulado o si los despidos no fueran tan caros o que si las contribuciones que tienen que hacer a la Seguridad Social fueran inferiores, la dureza de la crisis que ahora estamos pagando los más vulnerables no sería tal.

Pero ante esta ofensiva de la patronal, y del propio gobierno (que ahora quiere subir los impuestos a todos pero no de manera progresiva, es decir que paguen más los que más tienen, ni tampoco quiere restablecer el impuesto de sociedades que eliminó, ni grabar las grandes fortunas de las clases pudientes) los trabajadores tenemos que decir basta y responder al fin de manera unitaria, decidida y determinante. No debemos permitir que con medidas como el reciente aumento del IVA, la crisis las paguemos todos, siendo los responsables de ella unos pocos que además se han enriquecido de una manera excepcional durante los útlimos años.

En primer lugar hay que exigir a los sindicatos que de una vez rompan el falso diálogo social con el gobierno y la patronal y convoquen una HUELGA GENERAL. Los intereses de los trabajadores sólo se negocian en los despachos cuando se está en una situación de superioridad, y ahora no se dan las circunstancias. Hay condiciones más que de sobra para movilizar a los trabajadores y dar un puñetazo sobre la mesa. Es el momento de recobrar la lucha en la calle, organizar a los obreros y obreras para tensionar la sociedad y recuperar así la iniciativa que ha sido entregada por los dirigentes sindicales claudicantes.

Mientras en Francia con una tasa de paro que no llega al 10% llevan 4 huelgas generales en lo que va de año, aquí estamos rozando el 20% y las llamadas de las organizaciones sindicales son a la conciliación y la paz social en lugar de buscar el conflicto y la lucha, que son los únicos medios que permitirán obtener resultados beneficiosos para los trabajadores.

Desde Joves Comunistes hacemos un llamamiento a radicalizar la lucha. Hay que organizar a los trabajadores que no lo estén, tenemos que estar ahí donde están las mayorías y eso pasa por incidir y cambiar el rumbo de los grandes sindicatos, que hasta ahora están conteniendo las luchas populares y obreras en lugar de impulsarlas y dirigirlas. Tenemos que crear un gran movimiento popular que pare los deshaucios y exigir que el subsidio de desempleo se prolongue hasta que cada trabajador/a encuentre trabajo.

Hay que estar al lado de los parados, de los precarios, de los trabajadores inmigrantes sin derechos, de los autónomos, de todos aquellos colectivos que están sufriendo más crudamente los efectos de la crisis.

El único camino es la lucha y eso pasa por la convocatoria inmediata a la HUELGA GENERAL.

Es urgente que desde las bases de los sindicatos de clase, de los partidos obreros y las organizaciones populares de masas se impulse de manera convencida esta opción.

¡Viva la clase obrera!

¡Adelante la lucha de clases!

¡HUELGA GENERAL, YA!

(artículo de nuestro camarada Jonathan Atienza)